Casa de Kyle

Una pequeña casa abandonada de hace tiempo, la cual tomé como hogar poco después de ir a hablar con el Rey, hacia donde guié a Lestat tras tener esa... pelea en la calle. Me sentía algo mal por haber levantado, no solo la voz sino la mano también a una chica, mal por haber perdido los estribos tan fácilmente... Ni quise dirigir la mirada a Lestat por vergüenza y odio... odio a mí mismo. Debería haberme quedado allá donde estaba y así no molestaría a nadie...

Llegados delante la puerta, busco la llave, ya algo oxidada y la abro.
-Puede pasar... como en casa.-le digo a Lestat.

Sigo a Kyle hasta su casa, parece que estaba abandonada, como la mía antes que todavía está por amueblar correctamente, tiene algunas cosas, pero le hacen falta más, aunque no los voy a utilizar. Luego miro al chico que de hace un rato parece triste y alicaido.
-Gracias.
Con su ofrecimiento entro en la casa que, de haber estado siempre habitada, seguro que sería muy hermosa.

-Los muebles pueden parecerle... viejos... pero están limpios..-le digo, porque más no pude hacer, y bueno...-Puede sentarse.-le digo al acompañarle al salón, señalándole el sofá, cerca de una chimenea que nunca vi encendida aún. ¿Qué le ofrezco? ¿Té, café? Es un vampiro... intentando acorgerle más cálidamente me digno a dirigirle la mirada, sin embargo dándole a comprender que ahora no estoy de humor para brindarle ningún tipo de sonrisa...

-Lestat... lo siento mucho.-le acabo diciendo.

Me dejo llevar por la casa, incluso hacerme sentar, pero veo algo de duda reflejada en él y también el pesar que de hace un rato le invade y no quiero que esté así. Me levanto, acercandome a él y acariciandole el cabello.
-No tienes por que disculparte. Todos, sin excepción, pasamos por todo tipo de situaciónes, todos pasamos por todo tipo de estado de animo, así que no te preocupes.

-... Gracias.-le digo, bajando el rostro primero pero luego escondiéndolo en su pecho y abrazándolo, dejando que se me escape una ligera sonrisa al ver que no me menosprecia ni nada, y que hasta se acerca y me entiende... aunque veo que lo de mon amour era para gastar una broma a las chicas y no verdad... ¡¿pero en qué estoy pensando yo?!

Quizás no esperaba algo así, tan... tierno, por darle adjetivo, pero no puedo dejar a este chico hundido. Así que le acaricio el cabello mientras que con el brazo libre le estrecho un poco a mí, dandole un beso en la cabeza, sobre su pelo, intentando tranquilizarle de este modo.
-No tienes por que darmelas.

-Bueno...-me sonrojo vergonzoso, otra vez me dejé llevar por mis sentimientos, me suelto, mirando al suelo.-De todas formas, gracias... y procuraré no volverlo a hacer.-le acabo diciendo tras un silencio un tanto incómodo, como justificándome... aunque tampoco tengo excusa.-Oye, ¿quieres tomar algo?-le pregunto, alzando la mirada antes de esperar respuesta.-No sé si puedes...